Te observo,
te repito,
te hurgo…
Te hurto...
Así,
robándote
el habla, la sed
la sequedad misma,
pues luego
…se que te inundaré.
Te llevo,
voy;
me llevo…
tu pasado,
tu ahora…
y genero tu mañana;
Y de nuevo el hurto;
te arranco;
te divido…
para luego unirte
en infinitas partes.
Hacerte interminable
aquí,
en mí.
Conmigo.
Te sello,
y te marco
con mi piel hirviente,
te hundo…
me hundo
en ti
en tu más inalcanzable interior.
Y de nuevo
robo lo tuyo.
Te hurto otra vez
…y hasta el aliento
que ya casi
no te queda.
Te dejo
...abatida
rendida,
vertida:
en copiosa humedad,
fluyendo por mi,
latente y voraz
sumida,
deseosa,
obsesa...
Extremo tu piel
y prolongo tus ojos
…extiendo mis miradas
para verte toda,
tu; misma,
entera,
fértil.
Yo…
todo en ti;
por y para ti,
regada,
fuera,
dentro,
al borde,
como si siempre
te hubiera hecho mía.
Rasgada de besos…
llena,
inconcebiblemente satisfecha.
Tan ida,
que desconocerás la ruta
para tu regreso…
Exfolio tu piel
para rasgarte
toda tu vida pasada,
todas las caricias,
que hayan escrito otros
en tus pechos
y tu dermis…
que ahora yace mía,
a mi antojo,
a mi dulce cata…
Y entonces te bebo
y te absorbo, mil veces,
una y otra vez…
y no hay pausa ni motivo alguno
para no continuar
incansablemente
esculpiendo tu piel nueva.
De nuevo, yo;
pero en ti
por vez primera
y para el siempre eterno
...para darte así
éstas,
las mías.
Estas que serán
indelebles caricias…
en que seré
y me haré tuyo para siempre…
y tu en mis instantes…
ahora y para lo infinito
Mía,
Mía
...Mía
Del 08/11/07