Te invitaré a cenar
a la luz del cielo
que en abierta consagración
extenderá un manto de estrellas
para nuestro buen provecho.
Cenar al destello y coloquio
de velas inconclusas,
de luz inquieta y aventurera.
Te esperaré en mi mesa
con un banquete de ostias
esparcidas sobre un santo manto
puro y sacro, tal cual tu.
Llegarás vestida –dicen-
de transparencias ...de blanco ajuar
y terminarás ungida
por la liturgia nueva que se escribirá
con los primeros besos.
Beberé el elixir de tu boca en santidad
y me haré devoto de tus labios;
el pan y el vino
serán tu cuerpo, tu deseo y a la vez,
tu alma...
más todo ello,
será mi perfecta trinidad
...mi crucifixión...
Y consagrada a mí
iniciaré el rito, templario y casi profético,
que fuere guardado por tiempos incontados
en la alcuza de oro y esmeralda
que ni el Santo Grial podría igualarle.
Te besaré de a poco, insinuante
como algún día fuere escrito...
suave, breve, con la sutileza que mereces
–beso a beso- por tus labios llenos
y me rendiré en fatídico culto
a tu encanto y resplandor.
Y en el fraguar de un amén eterno...
te besaré de nuevo,
más fiero y avezado que antes,
confundiendo tu mirada con la de una hechicera
que pierde sus poderes entre mis brazos.
Te beso, con mi yo encendido
para hacerte sentir... todo,
todo aquello
que nunca hubieras sentido
de no haber venido a mi cena.
Te esperaré en un recuerdo
que ya de antes, se hará infinito
y escribiré entonces
–con el alto y supremo permiso-
el salmo que te hará mas mujer que todas.
Luego
mi tierna invitada,
y ante tu inconfundible compañía,
la noche misma
se vestirá de colores interminables
porque tu mirada bendecida
destellará mirra y gemas luminosas.
En tanto yo,
después de saciarte con mi rezo de despedida
te cantaré para ofrendarte y agradecerte
que hayas estado a mi lado.
...Para despedirte, hasta tu próxima venida...
Mi Querido Ángel...
Te estaré esperando de nuevo
y al fin de mis tiempos, bien lo sabes
¡Cenaremos Juntos
...en el Paraíso!.
Así sea.
(veinteyochodeoctubre)