...Miraba al cielo
y esta vez no lo encontraba,
ni negro ni azul, simplemente
no estaba donde suele estar.
Miraba al suelo
y tampoco existía,
no había donde estar parado,
ni menos -y lo más abrumante-
un solo camino que seguir.
Flotaba, cual resigno de quien calla,
era la profundidad del silencio...
pero de aquel tipo preciso de silencio;
no de todo los silencios habidos,
...solo de aquel.
No lo busqué, pero era menester que ocurriera.
Los seres infinitos que traen las historias de sus pueblos,
ellos mismos, me dijeron que debía ser así.
No les creí, no les quise creer.
Guardar silencio era para mí...
empezar a morir.
Pero tuve que creerles, era verdad.
De nuevo la maldita realidad
por sobre los ensueños.
De nuevo tratando de herirme
a contra voluntad.
De nuevo el dolor, la soledad claustra
y la brutal indiferencia.
De nuevo aquello
que no soy yo.
De nuevo flaqueando,
dejando de respirar...
Hasta que lo simple, lo más puro,
lo más auténtico y evidente,
gratuito y generosamente bondadoso
me ofrendó, me incitó a despertar
y oí en susurros distantes:
quiero oír tu voz, quiero saber de ti...
Y el placer de escucharles,
de verles aparecer,
de devolverles sus asomos,
de conocer otros y otras bocas;
de saber ¡que no sé nada de ustedes!,
pero que sus asomos me traen sus miradas,
me relatan sus historias íntimas
y que voy sintiéndoles cerca, aquí
hasta sentir el afecto de sus palabras y decires...
Mirarlos a sus ojos imaginarios,
oír el sonido de sus vientos
que me trae el aroma de sus patrias;
que me permite ser viajero sin ticket de vuelo
y acercarme a vuestras plazas...
a las noches de sus ciudades y pueblos.
Con polvo de sus tierras diversas
que voy guardando en un santuario sin fronteras.
Con trazos de sus miedos,
de sus fortunas hechas letras en sus sueños,
hasta aprendo de sus familias...
Con el talento de lo vuestro,
vasto, de nobeles esperando su estrado,
de menciones honrosas merecidas por doquier,
¡cuanta poesía hay en ustedes
llenando el lado mágico del mundo!...
Mi gusto incansable de saberles
me colma en sonrisas y esperanza.
La inquietud antes del miedo.
El misterio antes que la duda.
La pasión antes que la derrota.
La huella de algo antes que cualquier "nada".
El amor por sobre el desengaño.
La esperanza por sobre la culpa.
La palabra franca antes de callarse.
"La ilusión antes que no sentirte".
...Los Guerreros que han venido.
...Las Princesas que han llegado.
Las nuevas banderas y los nuevos castillos,
tantos puentes levadizos sorteados
y cuantas anclas nuevas que se han levado.
Hasta un impostor que me ha seguido,
que iba guardando mis huellas... ¡para ocultar mis pasos!...
ese inesperado Juglar de la Trova Inexistente
que me sentenció, sin juicio ni defensa.
Yo mismo, que casi arrecio en mi propia tormenta
y casi le dejo a aquel, impostarme y condenarme.
¡Uf!. Hay tanto, tanto porque no callar,
que aquí vengo de vueltas,
en alegreto, con tres nuevas trovas,
más arpegios y nuevas piedras de hierro
para fundar y fortalecer los cimientos
del muro "desta" Leyenda.
Y heme aquí, rescatado y esperando;
que tan solo una mirada vuestra
basta para colmar del suficiente afecto
que se requiere en este feudo de todos.
Suficiente para volver
-sin siquiera- gloria ni majestad,
solo para estar de vuelta,
cuidando mi prado y regando con miel
mis Jardines de Sueños,
para que estén bien ornamentados,
vestidos de paraíso y comarcas abiertas
ante vuestras venidas,
tal como ustedes lo merecen.
Con profundo afecto y sentimiento a todos (as).
Un Heredero de Sueños.
(Ustedes -Seres Infinitos- son el resto de los legatarios).