GOTAS DE AGUA

Dichosas sean las gotas de agua
que caen, silenciosas y regocijadas,
regando copiosas
tu cuerpo al desnudo.
Tu esbeltez, tu silueta
de fina hermosura
de tan delicada figura.

Y esas formas frescas que no envejecen,
de terso contenido, de suaves contornos;
que se llenan de color piel
cada vez que te desvistes
y dejas a la luz impresionada


...con tu brillo.

Dichosas las miradas ansiosas
que te trajiste adheridas
desde tu última salida
y que ahora reviven, mágicas,
para no perderse el espectáculo...

Dichosa esa agua que te sana,
que te recorre y que refresca tus pechos,
cuando descubiertos y erguidos,
apuntan al cielo que los observa...
...agua que besa cada rincón de tu cuerpo
y que sabe más de ti
que tu propia memoria...

Dichosa y gentil
aquella cascada de artificios,
de agua cristalina
que se transparenta en tu beldad.

Dichosa el agua eterna
que impregna de caricias tu cabello
y que termina, tras dulce recorrido
postrada a tus pies,
rindiendo honor
a lo que corresponde...
a tu entera belleza.

Dichosa, y privilegio de hartar...
poder recorrerte lentamente
y cubrirte entera, completa,
protegerte como tu esperas
cual hombre que te ame,
cual caballero que te honre.

Agua predilecta,
como quisiera que mis dedos
fueron como aquellas gotas...
que han vestido de pureza
tu delicada piel de musa,
con ese aroma de ninfa
y de doncella encantada.

Princesa retratada en su laguna...
has de saber, como añoro tu cuerpo,
como envidio a esa agua que te cubre,
con el manto húmedo del rocío
y con el rebalse inevitable
de las lágrimas del cielo.

Dichosa siempre
el agua que te bendice:
el baño con que Dios
te bautiza a diario...
cuando te recrea y humecta
en cada nuevo desnudo;
para que este mundo,
disfrute de tu presencia,
tan necesaria y llena de vida.